Riquelme guió una vez más a un Boca cada vez más suyo, que le ganó a Lanús en su cancha y ya es único puntero del Apertura. Pero el 10 tiene algo importante además de su propia magia: un equipo. El Xeneize se ilusiona. 

Falcioni lo entendió y Riquelme lo ejecutó. El error gravísimo del Clausura, es el acierto en este Apertura: aceptar y entender que el líder debe ser el 10. "La estoy pasando bien, el equipo está jugando bien. Termine bien. Estoy contento que ganamos". Las palabras, de boca del crack, explican el presente Xeneize: es su equipo y está cómodo. 

Y un término que aparece después de mucho tiempo: equipo. Boca logró lo que no hacía hace tiempo. Y los números –aunque en el inicio de la racha un tanto mentirosos- avalan: 17 partidos invictos (9 triunfos y 8 empates). 

Y la clave no pasó sólo por el número 10. Hoy, dos jugadores resistidos y de bajo rendimiento, tuvieron su partido. Walter Erviti y Leandro Somoza jugaron como el equipo necesita. Y así vino el gol del triunfo: centro del cinco y ¡cabezazo! del ex Banfield para el delirio de todo el pueblo xeneize. 

Y Boca, a pesar del retiro de su delantero más importante de la historia, tiene 9 y es cosa seria. Lucas Viatri abrió el partido y jugó como lo que es: uno de los mejores delanteros del fútbol argentino. 

Así está Boca, sólido en todas sus lineas. Un arquero a la altura del equipo más grande el país, una defensa segura con un pilar fundamental como Schiavi, un medio sólido y que se sacrifica, delanteros que corren, luchan y, como debe ser, la meten, y un 10, un capitán, un crack que dirige a la orquesta. Hoy, más que nunca, el Boca puntero es el equipo de Román.