Somos Banfield

Posted by El último diez On 5/03/2011 01:51:00 a. m. 0 comentarios

Boca volvió a achicarse en casa, ante un rival que, como varios, se agrandó en La Bombonera. Falcioni sacó a los ídolos Riquelme y Palermo –golazo- y armó un 4-4-2 para aguantar y le terminaron empatando. El rendimiento sigue sin aparecer y el campeonato se fue por completo.

Boca arrancó ganando con el golazo de Palermo. El empate fue justo.
No hay caso: Julio César Falcioni es, para decirlo de una manera sutil y correcta, un DT para equipos chicos. Y no es para desmerecerlo. Es la pura realidad: hace jugar a Boca como si fuera Banfield en el Florencio Sola. Y es La Bombonera.

Una vez más, por segunda vez en el Clausura, Riquelme no rindió como se lo necesita. Y el equipo, Riquelme-dependiente, lo sintió horrores: nadie genera juego excepto él. Porque el 10 es un oasis dentro de tanta mezquindad técnica y táctica. Y sí no funciona, nadie lo hace.

Por primera vez en el torneo, el DT había acertado con la formación inicial: no se dejó llevar por el buen rendimiento ante Huracán y cambió el esquema para el regreso de Román. Además, conservó a Colazo y Chávez –de buenos rendimientos- y sacó a su jugador fetiche, Walter Erviti. Toda una jugada para un técnico que de arriesgado tiene poco y nada.

Pero sólo un tiempo le duró esa idea de tenencia de pelota e intentos de ataque, algo que debería ser común para Boca y más jugando en casa. Pero hoy la realidad es más similar a lo visto en la segunda etapa que a la primera.

Boca juega tan, pero tan mal, que hizo lucir a un Independiente que transformó en figura a Lucchetti, que -¡por fin!- tuvo una buena noche –y eso que no ve- y evitó la derrota con buenas intervenciones. Si hasta Patito Rodríguez y Fredes, jugadores resistidos por los hinchas del Rojo, jugaron su mejor partido en el torneo, en La Bombonera.

Con el trámite 1 a 0 a favor, al DT Xeneize le salió el “equipo chico” de adentro. Imperdonable y repudiable acción la de sacar al 10, único jugador capaz de conservar el balón sin perderlo con la presión de una Bombonera irritada y caliente. “Lo saco a Riquelme, vení y atacame”, le dijo de banco a banco JCF al Turco, que lo entendió a la perfección, como Pekerman a Klinsmann en Alemania 2006.

A todo esto, el nueve, que había marcado un golazo de taco, también había dejado la cancha. Los dos máximos ídolos y exponentes de Boca, miraban el clásico de afuera, mientras Independiente le cascoteaba el rancho al Laucha, que con atajadas poco ortodoxas mantenía el cero.

Pero el empate llegó, como no podía ser de otra manera. Y el DT quedó en evidencia, como también el resto de los que quedaron en cancha, con algunas –Pochi- pocas excepciónes. Si no buscas el partido, si no tenés la pelota, si te encargás de sacártela de encima cada vez que la tenés, lo más probable es que termines empatando o perdiendo el partido. Por suerte -¡y qué pensamiento de equipo chico!- fue 1 a 1. Pero igual, para Banfield, está bien: sacar un punto, contra Independiente, en casa. 

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