El rival de turno será el Zamora, un club casi ignoto a nivel sudamericano, que proviene de un fútbol que está creciendo exponencialmente, el venezolano.

Pero este no es el primer rival de las tierras de Catherine Fulop -muy cholulo, no?-, ya que en las últimas dos Libertadores, el Xeneize se vio cara a cara con rivales venezolanos. JR10  y Venezuela son una combinación que seguro te remontará al 2007 y a la gran Copa América junto a Lionel Messi, pero no es lo único que Román hizo en este país. 

En 2008, más precisamente el 20 de febrero, Boca enfrentó a Unión Maracaibo, en el estadio José Encarnación Romero, en el debut en el Grupo 3. El partido terminó 1 a 1 con goles de Mea Vitali para Maracaibo y de Sebastián Battaglia para el Xeneize. Román jugó los 90 minutos del encuentro.

Se volvieron a ver las caras en el último partido de este grupo. El cotejo se disputó en La Bombonera, el 22 de abril y vio una gran actuación de Boca, que goleó a los venezolanos por 3 a 0, aunque se debió sufrir y esperar un empate entre Atlas, de México y Colo Colo, de Chile, para pasar a octavos. Justamente Riquelme fue el autor del tercero y decisivo tanto, que le dio el boleto a la siguiente fase.

Aquí la gran definición del 10, quien no se puso nervioso en una situación en la que muchos temblarían: 

El 2009 fue el año que volvió a cruzar a Boca y a Román con un club vinotinto, en este caso fue el Deportivo Táchira, a quién derrotó por 1 a 0, el 4 de marzo de 2009 en San Cristóbal. El gol ganador fue anotado por Luciano Figueroa, a pocos minutos del final, tras una buena combinación con JR y Pablo Mouche.

El partido que cerró esta zona 2 ante el mismo rival, que incluía a Deportivo Cuenca de Ecuador y Guaraní de Paraguay, mostraba a un Boca sólido y clasificado, por lo que no hizo falta que el 10 esté en el campo de juego. Igualmente fue una victoria fácil por 3 a 0, con doblete de Martín Palermo y el restante de Rodrigo Palacio.

Juan Román Riquelme vuelve a la Libertadores. Boca vuelve a la Copa y lo hace en un lugar que le sienta bien tanto al equipo como a su líder.