Uno de los semestres más recordados por los hinchas Xeneizes es el primero del 2007. En febrero volvió Román, y con él, el fútbol a la Argentina y al continente. Al último diez le sobró en aquella Libertadores en la que fue amo y señor. Hoy repasamos el retorno ante Rosario Central en el ámbito local, con una Bombonera que demostró su amor por el mejor.
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| Román entra a la cancha y la Bombonera explota. Volvía el ídolo a su casa. |
Corría el año 2007 cuando el hincha de Boca disfrutaba de un retorno espectacular, mágico. El 18 de febrero, la Bombonera recibía en su casa al eterno 10. Juan Román Riquelme se puso una vez más la camiseta de Boca tras destrabar una situación compleja con el dueño de su pase, el Villarreal español. Con Miguel Ángel Russo en el banco, el Xeneize tenía en la mira el máximo anhelo del enganche, la Copa Libertadores de América. Una cancha colmada lo aplaudía tras 4 años y medio de ausencia y, como novia que se fue de viaje, le demostraría todo su amor.
Aquella tarde tan ansiada, el estadio explotaba cuando aparecía con la camiseta alternativa de aquel momento (blanca con rayas azules) el mejor de todos. Las personalidades Xeneizes llegaron todas juntas a la cancha para recibir, con ovación mediante, a Román. En el marco de la segunda fecha del torneo Clausura, Rosario Central llegaba al camino de Boca. Riquelme se encontraba con viejos y nuevos conocidos. El equipo de Russo se plantaba con Caranta; Ibarra, Maidana, Díaz y Morel; Orteman, Battaglia, Cardozo; Riquelme; Palacio y Palermo.
La historia finalizó 1 a 1 con un partido que quedaría en el recuerdo solamente por el retorno del ídolo. Zelaya abría la cuenta para la visita y Rodrigo Palacio empataba en el complemento.
Ese fue el primer capítulo de la mejor versión de Riquelme, aunque a nivel internacional. De sus pies salió toda la magia para que el Club ponga en su vitrina la Copa Libertadores de ese año y la sexta de la historia. Román tuvo una actuación estelar y se puede usar la frase que sostiene “Ganó la Copa solo”. No es tan así… pero casi.
Ningún hincha de Boca olvida ese retorno, el que le dio la última Copa hasta el momento al Xeneize. Aquella tarde ante Central, comenzaba a confirmarse que el último diez estaba de vuelta, y esta vez para ser el mejor.
Riquelme fue importantísimo y el mejor jugador de esa copa. Pero no la ganó el sólo ni muchísimo menos.
En el pesar por pesar, acá "pesa" el hecho de que sin los goles de Martín en momentos decisivos tampoco se ganaba.