Una nueva edición de "Palabras para el 10": hoy nos escribe Analía Malgarejo Lumetto, redactora del Programa Oficial de Boca Juniors y, por sobre todas las cosas, Riquelmeana de corazón. Disfruten de un texto excelente sobre nuestro ídolo.
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| Román y el grito de gol. Es el dueño del corazón de los hinchas, además de la 10 Xeneize. |
El alma de Boca, el corazón de sus hinchas
Por Analia Malgarejo Lumetto
Es el dueño de la magia, de los lujos y las gambetas, de los caños que dejan en ridículo al adversario… el dueño de la 10. El pibe que nació apenas a unas cuadras de la estación Don Torcuato, en ese barrio de 60.000m2, casas bajas, calles de tierra y techos de chapa. Cuántas veces habrá paseado su magia por esa canchita de tierra y arcos hechos con ramas que se emplaza en un vértice de la villa, en ese potrero donde se las ingeniaba como 5 porque su papá era el 10 del equipo, al único al que nunca Román le pudo sacar el puesto. Un tipo sencillo, Juan Román Riquelme, el 10 de Boca, o simplemente JR10 como lo llaman sus más consagrados seguidores.
Tipo luchador e irreverente, de convicciones firmes. Enamorado de sus principios y fiel a sus códigos nunca se traicionó a sí mismo. Desde su debut futbolístico defendió en el campo de juego lo que para él era su filosofía de vida.
Dentro de la cancha tuvo que enfrentarse siempre a múltiples cuestionamientos: su plenitud física, que juega cuando quiere, que es lento, caprichoso, que no sonríe continuamente, que no recupera la pelota… argumentos muy poco valederos para “periodistas de alta gama” que sólo responden a intereses creados. Porque el fútbol señores es un deporte de equipo, para la recuperación existen jugadores comprometidos con esa función. Román es quien debe estar lúcido para decidir en milésimas de segundo lo que a otros les tomaría una eternidad.
Riquelme es dueño de un talento indiscutible, poseedor de una personalidad que lo erige como líder natural y motivador nato de los jóvenes talentos que crecen a su lado. Hombre de amor propio que no duda en ponerse el equipo al hombro ante la adversidad y el pecho a las balas cuando las cosas no andan bien; pero inteligente y sagaz a la hora de declarar. Quien sabe leer entre líneas entiende sin titubeos el mensaje que JR10 quiere dar cuando enfrenta a la prensa.
Sin embargo, sus detractores no se conforman con cuestionarlo en la cancha, y fuera del rectángulo de césped continúan con su acecho: el de los dimes y diretes relacionados a su vida personal, su familia o su enemistad con tal o cual jugador. Pero al final muchachos la definición es sencilla, guste a quien le guste: Riquelme es el alma de Boca y el corazón de sus hinchas. El pibe de barrio muy amigo de sus amigos e indiferente de sus detractores, tal vez por eso despierte en ellos su mayor ira.
Un técnico, máster en ganar títulos con la azul y oro, me dijo alguna vez del 10: “es el hombre de la sapiencia hecha astucia con la pelota en sus pies”. Y sin dudas no se equivocó, es el mejor director de orquesta que su equipo puede tener, el que maneja los tiempos con precisión exacta. Al que le basta con un pase, un movimiento dado en el momento justo para ser capaz de romper los esquemas celosamente practicados a puertas cerradas por más de un temeroso DT.
Para ustedes, para nosotros simplemente Román, el jugador que se rebeló ante el sistema que se empecina en transformar un juego en un espectáculo de alto rendimiento físico. Y si bien es cierto que los músculos son importantes para lograr la ecuación perfecta, quien logra la dinámica de lo impensado, la jugada imposible, el gol en una baldosa sobre el último minuto de juego… quien logra todo eso es la cabeza que piensa. Y la suya nunca dejó de sentir que el fútbol es simplemente jugar a la pelota como si estuviese en el patio de su casa.
Para despedirme quiero compartir con ustedes una definición de Juan Román que algún enamorado de su magia esgrimió por ahí: “Humildad, templanza en la adversidad, convertir en realidad lo que otros sólo se atreven a soñar... Trabajo, magia y talento al servicio del fútbol en una sola palabra: Riquelme”.
Impresiónate Tucu...y gracias chicos por cultivarnos con tanta buena nota.
Eduardo Eliaschev